lunes, 27 de agosto de 2007

Oratoria. Unidad IV: Lenguaje corporal y modo de hablar

Lenguaje corporal Es el tratadista chileno Gabriel Álvarez Undurraga quien citando al profesor Rogelio Rodríguez nos cuenta: “El estudio científico de la comunicación no verbal, desarrollado en forma intensiva tan sólo desde mediados del siglo veinte, ha desechado la idea de que el peso principal de la interrelación humana descansa en las palabras y ha logrado sorprendentes conclusiones. El mensaje corporal, gestual, facial o postural que entrega cada individuo en su relación –y según se ha podido descubrir- es enormemente significativo. En una labor compartida de investigación y experimentación, profesionales de diferentes disciplinas como la psicología, la sociología, la antropología y la etnología, han revelado que una proporción importantísima de comunicación humana se intercambia a través de canales expresivos no verbales. Por ejemplo, podemos besarnos con diez mujeres distintas o una mujer con diez varones diferentes y en ambos escenarios tendremos diez mensajes distintos tras cada beso. Cada una y cada uno dirá algo distinto del contacto y la intensidad que supone ese apretar los labios de uno contra los de otra persona, independiente si la amamos o simplemente apenas se trata de un atractivo inicial. Por lo mismo es que Álvarez Undurraga sostiene que “debemos rescatar el valor y la utilidad práctica que tiene el lenguaje corporal, especialmente cuando establecemos relaciones interpersonales o cuando nos corresponde disertar ante un auditorio”. En el primer caso, fruto de la dinámica social, especialmente en el campo jurídico, el abogado debe tratar con clientes, por lo tanto, el lenguaje corporal adquiere un significado determinante en las relaciones que tendrá con la persona que lo contrata para que lo represente. Un aspecto que destacamos es que este profesional debe poseer la capacidad de saber escuchar atentamente todos los datos e informaciones que se le van a entregar, considerando respetuosamente los niveles del lenguaje que el cliente disponga. En las disertaciones debe considerar un conjunto de factores como: el público o destinatario y su nivel de conocimiento en el área jurídica de que trata, la infraestructura logística que debe tener (recursos audiovisuales, tipo de salón, etc.), la planificación del tiempo vinculado al tema que expondrá, entre otras similares. Bueno pues, en ambas actividades el lenguaje corporal será un elemento que debe ser tomado en cuenta. La comunicación silenciosa, el lenguaje del rostro, los mensajes posturales y el uso del espacio estarán directamente vinculados con el tipo de actividad que realizará el emisor.
El modo de hablar
No sólo debe cuidarse el contenido del mensaje que pretendemos entregar, también es preciso considerar la forma cómo emitimos el mensaje. Uno de los aspectos centrales en este sentido es conocer nuestra propia voz. El sonido fónico se produce cuando desde la corteza cerebral parten los impulsos nerviosos que actúan en el aparato respiratorio produciendo un flujo de aire gracias a su acción de fuelle respiratorio. Dicha columna aérea atraviesa las distintas estructuras laríngeas dando lugar al sonido. Las cuerdas vocales, dos músculos ubicados en la laringe (en la zona llamada glotis) se unen mientras pasa por ellas el flujo de aire proveniente de la tráquea. Las distintas intensidades de salida de aire darán a la voz un determinado volumen y tono. Las afecciones en la laringe pueden incidir en la correcta emisión de la intensidad de aire y alterar la vibración de las cuerdas vocales. Las afecciones vocales más comunes son: la afonía, que es la pérdida total de la voz; la disfonía que es la pérdida parcial de la voz; la odifonía que es la molestia o dolor producidos por una tensión anormal del músculo laríngeo; la fatiga vocal es el cansancio generado por el uso excesivo de la voz; la voz quebrada es la disfonía momentánea y la pérdida de rango es la alteración fónica que usualmente disminuye la emisión de tonos altos. Otras patologías están relacionadas con la aparición de nódulos o callos en las cuerdas vocales. Los factores que más influyen en la patología vocal son: predisposición constitucional u orgánica, predisposición psíquica, causas ambientales y causas ocasionales. Todo trastorno vocal debe ser evaluado por especialistas, quienes elaborarán un tratamiento adecuado para la persona afectada. En general, se señala que la voz no se gasta si la usa correcta o incorrectamente. Para entender el rasgo de la emisión vocal es conveniente relajarse, de esa manera se puede aprovechar el patrón de la voz, que es algo muy personal y que, en la medida que el tiempo pasa, se va alterando volviéndose más aguda. Por lo tanto, cuando nos referimos al modo de hablar, los aspectos que lo determinan son la respiración, la articulación, la modulación, el tono y el volumen. La respiración es la materia de nuestras palabras. Para expandir adecuadamente nuestra voz es necesario respirar diafragmáticamente, no con el pecho. Para que se produzca una buena expansión de la voz es conveniente inhalar al aire, luego hablar orientando la voz hacia la audiencia, abriendo la boca para permitir que salga óptimamente el sonido. La articulación es el proceso de ubicar la lengua, los labios y los dientes de tal forma que permita la emisión del sonido. La modulación es la manera cómo relajamos la mandíbula y la boca. El tono, en cambio y según señala la RAE, es la cualidad de los sonidos, dependiente de su frecuencia, que permite ordenarlos en graves o agudos… o bien inflexión de la voz y modo particular de decir una cosa, según la intención o el estado de ánimo del que habla. Los oradores deben conocer su tono de voz, en función de la clasificación a la que pertenezcan: agudos o graves, pueden exponer. El volumen es el grado de intensidad que puede adquirir la voz. Para exponer es necesario considerar el tema, conocer las características del salón, del auditorio y de la infraestructura que podrá emplear, de estos aspectos depende aumentar o disminuir el volumen de la voz.

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